Me encantaría volver a verte reír..

Dijeron que tu operación iba a ser sencilla, simples cálculos en la vesícula que no iban a causar problemas. Mamá me dejo con María y miramos Ratatouille con todas las personas que se consideraban mis primos.
Volví contenta porque al ratón le había ido bien en la película y cuando llegue para contárselo a mama ella no parecía estar contenta por el triunfo del ratón en la película, parecía que mama se había quedado en el nudo, ese problema que esta siempre en las películas.. y evadimos de la vida real.

Mamá se seco las lagrimas, me dijo que estabas bien, que ibas a volver enseguida y que no tenia de que preocuparme. Me pidió que le cuente la película y yo no tenia ganas de contar cosas lindas, mama estaba mal, vos estabas bien y no había razones para que mamá llore, estaba confundida.

Volviste, te fui a ver. Pero te habían cambiado, no eras la misma que me hablaba con voz de bebe y me decía "pepona", no era la abuela que yo les había prestado para que curen. 
Te conté lo que hacia en la colonia y no hacías otra cosas mas que asentir y sonreír forzadamente mientras hacías todo lo posible para que no se te cierren los ojos.
Mama dijo que eran los calmantes los que hacían que mis historias, que antes te sacaban sonrisas, solo te saquen bostezos.

Y así pasaron los días, meses.. mama estaba siempre con vos y no te vi mas, se habían terminado los viernes, las salidas de los sábados, los domingos y tus sonrisas que me alegraban todos los días de mi vida.

En año nuevo nos saludamos y de haber sabido que era el ultimo beso te hubiese dado un abrazo infinito y te habría pedido que no me dejes que nunca, que no iba a poder seguir sin vos, pero no, yo confiaba en que lo tuyo no era jodido y que pronto íbamos a volver a estar juntas..

El 3 de enero amanecí y entre saludos y llamados llego el mediodía. Mamá cocino bifes, si, esos bifes que tanto odio. Llego la vecina, regalándome un conjunto de bombacha y corpiño, besándome por todos lados y recordándome lo grande que estaba.
Hasta que sonó el teléfono y papa dijo "si, si, estoy con ella, ahora vamos". Papa estaba triste y se llevo a mamá.
No era grande, pero tampoco era chica y sabia lo que estaba pasando, te habías ido, abuela, para siempre, el día de mi cumpleaños.
Papa y mama llegaron, nos abrazaron a nosotras tres y con palabras delicadas nos explicaron que no iba a poder tener mas tus abrazos ni sentir el olor a tu pintura de labios..
Por mas delicadas que sean las palabras no podía ocultar el dolor y llore, no sabia por qué lloraba, porque vos no te habías ido, vos no me ibas a hacer una cosa así el día de mi cumpleaños. Pero me di cuenta que vos no manejabas donde y cuando estar, hacia mucho que habías dejado de decidir por vos misma y eso me indignaba mas que cualquier otra cosa.

Pase el día de mi cumpleaños jugando al estanciero y a las barbies hasta que papa llamo para ir a verte, por ultima vez.
Te vi y seguro te acordas, llore, y no pude controlarme, la gente me miraba y decía "pobresita" y yo pensaba, "pobresitos ellos, que no te tuvieron como abuela".

 Pasaron varios años y siento que fue ayer cuando subíamos el ascensor hasta el piso 10 y cocinabas milanesas, comprábamos kinders, helados, dormía en tu casa los viernes a la noche y las estrategias que hacíamos para salir de mi casa sin que mis hermanas se den cuenta. Las sopas de letras antes de dormir, las meriendas con Chiquititas y la infaltable chocolatada con queso y paleta. Los sábados a la mañana en la peluquería y a la noche en Carola, comiendo carlitos. Las veces que te acompañaba a la escuela y hacíamos cosas juntas. Las caídas en moto.. y esas cosas que todavía recuerdo y extraño tanto como a vos.


Te amo abuela, te necesito como a nadie y aunque no lo creas..


todos los días a las 10 de la noche espero verte cruzar la puerta con facturas rellenas de membrillo en la mano repitiendo hasta el cansancio la frase "ayy, como me hacen renegar".